martes, 11 de mayo de 2010

Dualidad


En un mundo de hadas, todo hubiese sido posible, quizás viviéramos en una flor donde los balcones serian los pétalos y las habitaciones estuviesen en los pistilos.

Las cosas malas que nos pasaran siempre tendrían solución además de que seria fácil en un mundo donde todo esta perfectamente definido entre el bien y el mal, donde no existen los términos medios, no existe el mosaico en la personalidad, solo dos colores, el blanco y el negro, los malos serian malos muy malos y los buenos, serian buenos muy buenos.

En un mundo de hadas, donde me colocaría yo? En que parte de la trama me ubicaría, seria el brujo malévolo que todo lo que hace es puramente para mal , que solo busca el mal,? seria el príncipe que rescata a la princesa? Seria acaso la rana encantada? O simplemente seria un personaje mas? No lo se..como tampoco podrías saber tu, o tu cual seria tu parte y tu papel en ese mundo mágico y perfecto de las hadas.

El problema de el mundo real, es que todo se mezcla, el bien y el mal están dentro de cada uno de nosotros y paradójicamente a veces las dos cosas la hacemos a la misma vez, a veces sin intención muchas veces con mucha de ella.

Tratamos de justificar nuestro actos dándole un barniz desinteresado y bueno, nunca somos culpables de nada, siempre la culpa de nuestros fracasos y desdichas la tiene el otro.

Yo me he visto muchas veces en ese plano, y otras tantas he sufrido la acusación injusta de provocar el dolor ajeno.

En un mundo mágico, cada cual tendría su rol y la historia siempre tendría un final feliz.

En el mundo real, no es así, muchas veces es la mentira y el miedo el que mueve los hilos de nuestros actos, buscando un bien puramente egoísta que nos hace olvidarnos del otro.

Muchas veces nos auto acusamos de malos sencillamente para dar lastima al otro y buscar la palabra lisonjera con que nos lleven la contraria y escuchemos ese canto lindo donde se dice lo buenos que somos.
Y otras nos creemos muy buenos , perfectos aun…asesinando el alma de los demás.

Y nos olvidamos que somos una mezcla de todo, lo bueno y lo malo, no somos perfectos, no somos Ángeles ni príncipes azules, ni princesas cautivas de algún dragón.

Simplemente somos seres humanos que nos equivocamos en todo, que estamos aprendiendo el difícil arte de vivir y a veces para eso pisoteamos al que tenemos al lado.

Luego en un templo cualquiera, nos golpeamos el pecho pidiendo perdón, proclamamos el amor al prójimo como nuestra ley suprema. Y salimos limpios nuevamente, para tratar de inventarnos un mundo de Hadas en este mundo real que nos rodea.

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